Y ante todo, no encajar y , como no, abrir la lata cuanto antes para evitar sustos. Tras la segunda derrota de España en casa, la primera sucedió un mes antes (19-1-1936, 4-5 ante Austria en el Metropolitano), el banquete en el Ritz se celebró con cordialidad y mensajes de una amistad hispano-germana que se sabía imposible si las elecciones, como así ocurrió, las ganaba el Frente Popular.