Los mediterráneos se adelantaron en el marcador en el minuto 18 gracias a un gol de Vieri en un partido, a priori, fácil para sus intereses pero no contaban con el favoritismo histórico ejercido hacia los países anfitriones. En el último partido, ante México, donde los italianos se veían necesitados también de un resultado favorable en el otro encuentro del grupo, empataron después de los 90 minutos 1 a 1. Nuevamente Italia sufrió la anulación de 2 tantos legítimos, uno a Inzaghi y otro a Montella, por el árbitro brasileño Carlos Simon por lo que el gol conseguido por Alessandro Del Piero fue el de la esperanza italiana.