Lo quería con todas sus fuerzas Julen, que había disfrutado de su versión más superlativa en el Real Madrid (pocos meses) y, sobre todo, en la Selección española. Con el navarro en el puesto de ancla optó por dos creativos como Thiago, considerado el sustituto de Xavi, y un Cesc que después de diez años de irregularidad debe dar un paso adelante.